Las defensas de nuestro cuerpo – Nota 5
Tal vez las defensas mas importantes son las que podemos estimular a lo largo de la vida, ya sea cuando nos exponemos a un microbio y resolvemos la enfermedad como cuando nos vacunamos. No usar las vacunas disponibles ha producido un rebrote del Sarampión , de la Fiebre Amarilla y muchas otras enfermedades infecciosas.
Todas las personas, salvo las que tienen alguna enfermedad donde bajan las defensas (ejemplo infección por HIV, cáncer terminal, y otras muchas) poseemos un sistema de defensas que frente al ingreso al organismo de un microbio se pone en juego la producción de anticuerpos. Cualquier proteína extraña, no solo un microbio, que ingrese es considerada un “sospechoso” que activa los linfocitos de la sangre, los que tienen la capacidad de transformarse por un sistema muy complejo y de muchas etapas en generadores de proteínas que bloquean o anulan o destruyen a las proteínas que ingresan. Un ejemplo que no es infección es el tratamiento de la Rabia, enfermedad mortal que sucede luego de la mordedura de animales infectados, el único tratamiento que se usaba antiguamente era la inyección de suero de caballo inmunizado contra la rabia. Pero la persona que recibía este tratamiento para salvar de la muerte, ya nunca mas podría recibir suero de caballo porque se hacía alérgico a estas proteínas del caballo.
Todas las vacunas que se usan actualmente y que nos han salvado de las enfermedades infecciosas, por ejemplo: varicela, viruela, sarampión, hepatitis A y B, tos convulsa, etc. se realizan tratando la proteína de estos microbios de manera de quitar la acción infecciosa pero manteniendo la estructura química para que el organismo humano produzca anticuerpos de bloqueo que impidan la infección cuando estemos nuevamente en contacto con ese agente. Todos hemos sabido, que el que contraía la rubeola desde niño se hacía inmune a esta enfermedad y ya no se podía enfermar nunca mas de rubeola. Todos esos pobres niños que vemos descalzos y desabrigados, o que revuelven la basura, se enferman menos que los que cuidamos encerrados en nuestras casas, porque ellos están expuestos desde temprano a los microbios del ambiente y van creando un sistema inmune muy potente
Este mecanismo por el que el cuerpo se hace inmune es un mecanismo natural de defensa que solo se pierde en pocas oportunidades de la vida. El llamado sistema inmunológico se activa espontáneamente y algunas células producen estas proteínas de defensa que llamamos anticuerpos y que dejan marcado al individuo y muchas veces protegido.
Estas proteínas también nos sirven en el laboratorio para saber si estamos infectados, o si alguna vez tuvimos tal o cual enfermedad de las que producen activación del sistema. Por ejemplo la hepatitis C que no se cura espontáneamente y que produce una enfermedad crónica del hígado se diagnostica porque deja esta marca de anticuerpos, que aunque no son protectores sirven para saber quién produzco la enfermedad que detectamos en ese hígado enfermo.
En próximas notas mencionaremos enfermedades en que falla este sistema y estamos expuestos a mayor incidencia de cualquier infección, o cuando el sistema se activa para producir los llamados autoanticuerpos que son dañinos para nosotros mismos. Asimismo abordaremos las alergias a alimentos o al polen primaveral.
